Al cabo de tres años de matrimonio, finalmente se pusieron de acuerdo y decidieron que llegarían a la cúspide de sus proyectos hasta ese momento: Encargar a Little. ¿Lo dejarían a la casualidad? ¡Qué ocurrencia! Little solo vendría después de que lo pensaran muy bien y estuvieran mental, emocional y materialmente listos para traerlo.
La primera semana del mes de mayo de 2010, mi esposa me contó que nuestra hija y su esposo habían visitado al médico para iniciar las consultas y los preparativos para encargar a nuestro nieto. Finalmente se embarcaron en el fantástico proyecto, trajeron a Little "0 Kms" el 25 de octubre de 2011 y lo criaron lo mejor que pudieron!
Alejandro Josué, el más joven de mi familia directa. ¡Bienvenido, Little, y felicitaciones a tus papis!
Criar no es nada fácil cuando los padres simplemente se guían del instinto. Porque a diferencia de las bestias, cuya naturaleza les permite desarrollarse de manera automática (una alpaca comienza a correr por la pradera a los pocos minutos de haber nacido, y una araña bebé es extremadamente eficiente al tender las primeras líneas de conexión de lo que terminará siendo una sofisticada tela, usando un hilo resistente y elástico de gran calidad que ella misma fabrica en su interior ¡y sin haber tomado un curso universitario!), al ser humano imperfecto le toma años adaptarse a su entorno. Sin ayuda de los demás, queda totalmente expuesto al fracaso.
Criar es un privilegio, y una de las responsabilidades más extraordinarias que hay. No todos crian, es cierto, pero los que lo hacen, necesitan adquirir cuanto antes conocimientos respecto a un mar de asuntos importantes.
Es esencial que los padres entiendan que un niño necesita una identidad propia, y que todo lo que hagan le servirá de ejemplo para cultivar su personalidad y carácter. La sobreprotección y el engreimiento no le harán ningún bien. Las muestras de cariño son esenciales, pero el exceso de atenciones puede echar a perder su futuro.
Cuando un niño comienza a razonar, también comienza a conectarse con las leyes de la naturaleza de manera consciente. Por ejemplo, la ley física de causa y efecto está entre las primeras cosas que aprende. Aunque aún no ha ido a la escuela ni a la universidad, percibe instintivamente la ley de gravedad, la termodinámica, la inercia, la fuerza centrífuga y otras leyes importantes, que posteriormente se reflejarán como leyes morales.
Por ejemplo, si bien es cierto que existen leyes físicas que se cumplen cuando arroja una pelota, poco a poco va percibiendo que un cuerpo humano no es lo mismo que una pelota. Porque aunque puede lanzar una pelota, y esta rebotará una y otra vez hasta quedarse quieta, si alguien se lanza desde gran altura, caerá a tierra y tal vez se rompa un hueso. La ley de gravedad ahora va entendiéndose desde un punto de vista moral a la luz de otra ley: Causa y efecto, o, dicho en otras palabras: La ley de las consecuencias.
Cuando un niño no aprende que todo lo que hace tiene una consecuencia, a corto, mediano y largo plazo, llega a creer que cualesquier resultados de su proceder dependen de la suerte, es decir, de la casualidad, no de lo que hizo o dejó de hacer. De ese modo, siempre termina echándole la culpa a la suerte, al mundo, a todos, pero no analiza las verdaderas causas del asunto.
En cambio, cuando aprende desde temprano que todo lo que hace tiene una consecuencia, ya sea inmediatamente o a muy largo plazo, logra controlar mejor su futuro, inclinando cada vez más a menudo la balanza del éxito a su favor. Sabe que si arroja una piedra hacia arriba, esta caerá sin falta, y que cuanto más alto la arroje, más fuerte caerá. La ley de las consecuencias se convierte así en una especie de indicador que le ayuda a alumbrar su camino.
Poco a poco se da cuenta de que tal indicador no solo depende de lo que él haga, sino de lo que hacen los demás. Comienza a 'sentar en cabeza ajena', es decir, a ver las causas y efectos que otras personas experimentaron en su vida. Y analizando los resultados que les sobrevinieron por la manera como se desempeñaron, puede visualizar las causas que llevaron a dichos resultados. De hecho, llega a percatarse de que gran parte de la vida de una persona es una gran causa y efecto, y de que lo importante no es cómo uno vive su vida, sino cómo la termina.
Normalmente, la mayoría se fija en la manera como las personas viven y disfrutan de la vida, y siguen su ejemplo, multiplicando los efectos, en vez de detenerse a reflexionar en la manera como terminan su vida. Es el final, no el comienzo, lo que debe servir de base para entender cuán valioso, ventajoso, conveniente o beneficioso fue cierto proceder en la vida. ¿Y cómo puede uno saber cómo terminará alguien su vida? ¡Observando cómo terminaron su vida otros que siguieron un proceder similar!
Por ejemplo, observando cómo termina la vida de la mayoría de fumadores, un joven puede sacar sus conclusiones y obtener la respuesta de lo que significaría para él si se iniciara en la práctica de fumar y más tarde se viera entrampado en un hábito tan difícil de dejar. Y algo parecido podría decirse del abuso de otras substancias, o del abuso de las diversiones, del abuso de la injusticia, del abuso de la comida, del abuso de cualquier cosa. Habrá un efecto a corto, mediano y largo plazo. Se da cuenta de que si sigue un proceder, obtendrá un resultado, y si sigue otro proceder, obtendrá otro resultado.
"Quiero ser ingeniero", dice. Pero ¿se ha puesto a pensar en sus piernas? Un ingeniero necesita tener buenas piernas. ¿Buenas piernas? Sí, porque necesitará muy buenas piernas para subir y bajar por los muchos pisos de los edificios que construya. "Quiero estudiar una carrera corta: Informática". Pero ¿se ha puesto a pensar en que en realidad se trata de una carrera que demandará constantes cursos de actualización, debido a los nuevos equipos y descubrimientos del mundo informático? En realidad, es una carrera que nunca termina. No es corta.
Un geólogo tiene que internarse en los desiertos y montañas para descubrir los yacimientos de minerales, pero ¿ha tomado en cuenta cuánto lo alejará eso de su familia y del efecto que tal alejamiento puede tener en las vidas de los que dependen de él? A menos que su esposa e hijos estén dispuestos a montar en burro y acompañarlo por los desfiladeros entre las montañas, tal vez sería mejor no casarse hasta haber resuelto esa cuestión. De lo contrario, tendría que considerar el divorcio como una de las posibles consecuencias. porque todo tiene una consecuencia.
No digo que la ingeniería o la geología sean carreras malas. Digo que todo tendrá una consecuencia, y que si uno quiere producir una buena consecuencia en su vida, tiene que dar los pasos que llevan en esa dirección. En otras palabras, el efecto que uno desea tiene que estar en perfecta armonía con las causas que uno piensa realizar. Es imposible ser feliz si uno hace cosas que producen infelicidad.
Por eso, desde el principio, los padres deben poner a un lado su egoísmo y orgullo mediante dar a su hijo el mejor comienzo que sea posible, a fin de que, así como la araña fabrica su tela con la mayor eficiencia, puedan
cultivar una personalidad que realmente les sirva para enfrentar la vida sin la ayuda de sus padres. La sobreprotección y el engreimiento pueden parecer cosas muy nobles, pero en realidad no lo son. Con el tiempo no conducen a nada bueno. La mayoría de los niños engreídos terminan mal, y hemos visto que, a la hora de analizar los efectos que ha tenido cierto modo de vivir, lo importante es el final, no el comienzo. No digo que esté mal hacer pucheros de vez en cuando y mostrarles ternura y cariño. No confundamos el engreimiento con el cariño. Engreír es mostrarse uno débil emocionalmente por medio de consentir al niño lo que no se le debe consentir, cultivando en él inclinaciones soberbias y vanidosas que con el tiempo solo lo meterán en problemas.
Sí, criar es un fascinante proyecto, pero requiere algo más que dinero, cariño y dedicación.

No sé si la vida me alcance para ver cómo le irá en cada etapa de su desarrollo hasta convertirse finalmente en un adulto sensato, responsable y feliz. Pero hasta donde lo conocí, me agradó mucho ver cómo estaba creciendo. ¡Que tengas una buena vida, Pequeño Arbolito!
Anécdotas
Un día, poco antes de salir, le contó a su abuela que su mamá le había comprado dos pantalones cortos de color verde. Cuando su abuela dijo: "¿Dos del mismo color? ¡Qué raro!", él le contestó: "Es que uno es para la calle, para el verano". Entonces ella preguntó: "¿Y el otro?". El otro también es para el verano, pero para la calle".
Un día, le dijo categóricamente a su papá, delante de su mamá: "¡Papá, cuando yo sea grande, cásate con otra mujer!". Ellos contestaron al unísono, asombrados: "¿Por qué, hijito?". Y él respondió: "Porque cuando yo sea grande me voy a casar con mi mamá".
Un día, a sus cuatro años, fueron a una obra de teatro en el Olivar de San Isidro. Trataba de unos lobos que perseguían a unas gallinas. Poco antes de finalizar la obra, se preguntó a todos los niños del auditorio cómo querían que terminara la obra. ¿Los lobos persiguiendo a las gallinas? ¿O los lobos amistando con las gallinas?
El voto pareció ser unánime: "¡¡Los lobos amistando con las gallinas!!". Pero entonces Alejandro alzó la voz con gran autoridad, diciendo: "¡¡No!! ¡¡Que los lobos se coman a las gallinas!!" Todas las miradas se volvieron hacia él, como diciendo: "¡Qué?"
De repente, otros niños miraron a Alejandro y comenzaron a gritar: "¡Sí! Que los lobos se coman a las gallinas". Todos los padres de familia, especialmente mi hija y mi yerno, miraron desconcertados a Alejandro, con ojos de asombro. Seguramente, pensando: "¿Qué le pasa? ¿Por qué causa tanto desorden el pequeñín?" Algunos pensarían: "¡Qué chiquito para malvado y rebelde!"
Lógicamente, los niños que lo secundaron gritaron lo mismo por empatía con Alejandro, aunque no sabían por qué él llegó a una conclusión tan discordante. Por eso, la maestra de ceremonias cariñosamente dijo: "A ver, a ver, parece que aquí hay alguien que opina diferente. ¿Por qué quieres que los lobos se coman a las gallinas?". A lo que Alejandro respondió con gran seguridad: "Porque las gallinas son comida. Los lobos no son comida. Las gallinas no pueden comer lobos, pero los lobos comen gallinas. ¿Acaso no comemos pollo en Kentucky Fried Chicken?". Y los sacó de cuadro a todos.
En fin, la conclusión fue que los lobos amistaran con las gallinas. Pero Alejandro se quedó molesto porque quería que los lobos se comieran a las gallinas. Para pensar, ¿verdad?
Un día íbamos de regreso a casa. Me preguntó: "Abuelo, ¿cuántos siglos faltan para llegar?"
Un día, a poco de cumplir los cinco años, decidió invitar a sus padres a cenar. Me dijo: "Abuelito, voy a invitar a comer a mis papitos a "Pollitos Chicken" por su aniversario." Era el aniversario 10 de su matrimonio. Entonces, le dije: "Ah, qué bien." Nunca había oído de un niño tan pequeño que hablara con tanta seguridad acerca de invitar a comer a sus padres. En fin, esperé un rato y, pensando que tal vez rompería su alcancía para sacar dinero, le pregunté: "¿Y quién va a pagar la cena?". Me contestó: "No sé".
Un día, se le ocurrió pedirle a su mamá una hermanita. Pero ella le respondió: "Mmmm, bueno no es tan sencillo. A ver, habla con tu papá, a ver qué piensa." Y es interesante que no se lo pidiera como suelen hacer todos los niños, que simplemente dicen: "Papá, quiero un hermanito", sino que se dirigió a él respetuosamente y le dijo con gran seguridad: "Papá, por favor, ¿podrías darle una de tus semillitas a mi mamá para que me dé una hermanita?".
En setiembre de 2019 me sorprendió la noticia de que había decidido que quería estudiar piano. Le compraron un teclado Yamaha y empezó con sus clases. Se abalanzaba sobre él cada vez que regresaba de la escuela. Según él decía, su maestra era excelente. No sé hasta cuándo le dure el impulso ni si perseverará hasta entender de qué está hecha la música. Pero es un buen comienzo. Él radica en Guadalajara, con sus padres.
Un día, poco antes de salir, le contó a su abuela que su mamá le había comprado dos pantalones cortos de color verde. Cuando su abuela dijo: "¿Dos del mismo color? ¡Qué raro!", él le contestó: "Es que uno es para la calle, para el verano". Entonces ella preguntó: "¿Y el otro?". El otro también es para el verano, pero para la calle".
Un día, le dijo categóricamente a su papá, delante de su mamá: "¡Papá, cuando yo sea grande, cásate con otra mujer!". Ellos contestaron al unísono, asombrados: "¿Por qué, hijito?". Y él respondió: "Porque cuando yo sea grande me voy a casar con mi mamá".
Un día, a sus cuatro años, fueron a una obra de teatro en el Olivar de San Isidro. Trataba de unos lobos que perseguían a unas gallinas. Poco antes de finalizar la obra, se preguntó a todos los niños del auditorio cómo querían que terminara la obra. ¿Los lobos persiguiendo a las gallinas? ¿O los lobos amistando con las gallinas?
El voto pareció ser unánime: "¡¡Los lobos amistando con las gallinas!!". Pero entonces Alejandro alzó la voz con gran autoridad, diciendo: "¡¡No!! ¡¡Que los lobos se coman a las gallinas!!" Todas las miradas se volvieron hacia él, como diciendo: "¡Qué?"
De repente, otros niños miraron a Alejandro y comenzaron a gritar: "¡Sí! Que los lobos se coman a las gallinas". Todos los padres de familia, especialmente mi hija y mi yerno, miraron desconcertados a Alejandro, con ojos de asombro. Seguramente, pensando: "¿Qué le pasa? ¿Por qué causa tanto desorden el pequeñín?" Algunos pensarían: "¡Qué chiquito para malvado y rebelde!"
Lógicamente, los niños que lo secundaron gritaron lo mismo por empatía con Alejandro, aunque no sabían por qué él llegó a una conclusión tan discordante. Por eso, la maestra de ceremonias cariñosamente dijo: "A ver, a ver, parece que aquí hay alguien que opina diferente. ¿Por qué quieres que los lobos se coman a las gallinas?". A lo que Alejandro respondió con gran seguridad: "Porque las gallinas son comida. Los lobos no son comida. Las gallinas no pueden comer lobos, pero los lobos comen gallinas. ¿Acaso no comemos pollo en Kentucky Fried Chicken?". Y los sacó de cuadro a todos.
En fin, la conclusión fue que los lobos amistaran con las gallinas. Pero Alejandro se quedó molesto porque quería que los lobos se comieran a las gallinas. Para pensar, ¿verdad?
Un día íbamos de regreso a casa. Me preguntó: "Abuelo, ¿cuántos siglos faltan para llegar?"
Un día, a poco de cumplir los cinco años, decidió invitar a sus padres a cenar. Me dijo: "Abuelito, voy a invitar a comer a mis papitos a "Pollitos Chicken" por su aniversario." Era el aniversario 10 de su matrimonio. Entonces, le dije: "Ah, qué bien." Nunca había oído de un niño tan pequeño que hablara con tanta seguridad acerca de invitar a comer a sus padres. En fin, esperé un rato y, pensando que tal vez rompería su alcancía para sacar dinero, le pregunté: "¿Y quién va a pagar la cena?". Me contestó: "No sé".
Un día, se le ocurrió pedirle a su mamá una hermanita. Pero ella le respondió: "Mmmm, bueno no es tan sencillo. A ver, habla con tu papá, a ver qué piensa." Y es interesante que no se lo pidiera como suelen hacer todos los niños, que simplemente dicen: "Papá, quiero un hermanito", sino que se dirigió a él respetuosamente y le dijo con gran seguridad: "Papá, por favor, ¿podrías darle una de tus semillitas a mi mamá para que me dé una hermanita?".
En setiembre de 2019 me sorprendió la noticia de que había decidido que quería estudiar piano. Le compraron un teclado Yamaha y empezó con sus clases. Se abalanzaba sobre él cada vez que regresaba de la escuela. Según él decía, su maestra era excelente. No sé hasta cuándo le dure el impulso ni si perseverará hasta entender de qué está hecha la música. Pero es un buen comienzo. Él radica en Guadalajara, con sus padres.
Ale, 2020
Me agradaría que por lo menos aprenda a tocar tres instrumentos y a poner por escrito sus propias composiciones. Al tiempo de escribir esto, leía bastante bien sus partituras y casi no necesitaba mirar las teclas. Posteriormente, le compraron su primer piano. Su madre dijo que quizás le guste ser maestro de piano. El tiempo lo dirá.
Está haciendo muy buen progreso, tanto en la música, en la escuela y en la fe en Jesucristo. Le gusta leer, estudiar la Biblia y ayudar a otros a aprender acerca del Reino de Dios. Es muy buen maestro en este campo.
En cierta ocasión, a los ocho años me pidió ayuda para su tarea de inglés. Tenía que inventar una historia breve, con introducción, desarrollo y conclusión. Le dije que era fácil, que imaginara algo y simplemente lo escribiera. Pero no se le ocurría nada. Ante su impotencia, le sugerí una. Poco después, de la nada, se le ocurrió una: "El fin de la Araña Patuda", que decía: "Un día estaba durmiendo. De repente desperté y vi una araña patuda. La aplasté, y fin de la historia". La metió al traductor de Google con su IPad: "The end of the Long-legged Spider", que decía: "One day I was sleeping. Suddenly I woke up and saw a long-legged spider. I crushed it. End of the story."
También a los ocho lo llevé a una explanada de la Costa Verde y lo dejé conducir nuestro automóvil un rato. Por supuesto, bajo mi cercana supervisión estricta y la de su madre. Mi esposa lo filmaba desde afuera (si ella se hubiera quedado dentro del auto, se la hubiese pasado gritando: "¡Ay, cuidado!").
Mi nieto es muy especial. Tiene un universo en mi corazón.
También a los ocho lo llevé a una explanada de la Costa Verde y lo dejé conducir nuestro automóvil un rato. Por supuesto, bajo mi cercana supervisión estricta y la de su madre. Mi esposa lo filmaba desde afuera (si ella se hubiera quedado dentro del auto, se la hubiese pasado gritando: "¡Ay, cuidado!").
Mi nieto es muy especial. Tiene un universo en mi corazón.
1 comentario:
Que post para mas lindo papi!!!
Little se demoro en llegar, pero si que valio la espera!
Esta travesia recien comienza y espero que Daniel y yo podamos criarlo tan bien como mi mami y tu hicieron conmigo. Jamas bastarian las palabras para agradecerles que hasta el dia de hoy sienta que siempre me dieran lo mejor de ustedes.
Los amo!! :)
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