Mi hermano Pedro



Mi hermano Pedro (en la foto se parece mucho a mi nieto Alejandro)  nació en 1956. Fue el más engreído de todos mis hermanos, porque era el último de nuestros padres. Mi madre lo dio a luz nada menos que a los 46 años de edad.

Siempre fue muy inquieto. Ex alumno del colegio Inmaculado Corazón, de San Isidro, y del María Reina, de San Isidro. Pero no terminó allí sus estudios.
Desde muy joven le gustaron los tambores. Por varios años fue baterista de varios grupos musicales de la época.

Fue compañero mío y de mi hermano Pancho en nuestro entrenamiento en karate. Era muy bueno con las padatas. Pero cuando le expliqué por qué me iba a retirar de las artes marciales, se molestó. No podía creerlo. Luego no solo aceptó mis razones, sino que las hizo suyas porque vio que eran muy buenas, y tomó la misma decisión.

Es interesante que a partir de entonces, y ya han pasado más de 30 años, nunca hayamos recurrido a los golpes para resolver los problemas. Terminamos demostrando que es posible vivir sin llegar a los golpes. Todo es cuestión de evitar enfrentamientos innecesarios, lo cual incluye evitar lugares de alto riesgo de enfrentamiento, y saber hablar con propiedad, respetar los derechos de los demás y nunca ver una pateadura como una opción, aún en el caso más estresante. Nuestra norma fue evitar por todos los medios un enfrentamiento físico.

Lógicamente, eso no sería posible sin una manera de pensar correspondiente. No podríamos mantener una actitud positiva respecto a ese punto si estuviésemos viendo películas y videos horripilantes de lucha cuerpo a cuerpo o venganza asesina. Hemos sido consecuentes con nuestra decisión: No alimentar más el concepto de que el enfrentamiento violento es una opción para resolver problemas.

Hemos vivido con ello, y damos fe de que es mejor para la salud mental, emocional, física y espiritual. Si uno se prepara permanente para el combate, tarde o temprano entrará en combate. Pero si uno se prepara para la paz, llega a amar tanto su tranquilidad que asigna un elevado valor al genio apacible. De hecho, la Biblia usa un lenguaje figurado para recalcar este punto, al decir: "Por paciencia se induce a un comandante, y una lengua apacible puede quebrar un hueso". En otras palabras, la apacibilidad es de un valor superior cuando se trata de manejar una situación de tensión, como muy bien lo saben los policías más experimentados.

Bueno, aunque su pasatiempo favorito fue tocar la batería (en la foto de arriba, a los 14 años, tocando con Flushing Choice en el Galaxy, junto a Ronnie Engle). Pedro finalmente, se dedicó a las computadoras. Es diplomado de Microsoft. Se casó con Patricia Noriega. Radican en Estados Unidos hace muchos años. Tienen una hija, Renee (a la derecha), y son muy felices de tener un matrimonio estable y un hogar bien formado.

De vez en cuando nos comunicamos por Internet. Y tanto él como yo, y como nuestras esposas, siempre hemos asignado un precio elevado a nuestra privacidad. Ambos nos respetamos en ese punto, y somos muy felices cuando nos comunicamos.



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